Hace un mes se entregaron en Oviedo los Premios Príncipe de Asturias, si bien todos ellos reunen las condiciones para obtener tal galardón y son por tanto dignos de respeto y admiración, a mi el que más me ha llamado la atención ha sido el premio concedido a la filosofa americana Martha C.Nussbaum en el apartado de Ciencias Sociales. No entro a valorar si los otros candidatos lo merecían más, o estaban más cualificados, simplemente me alegro del reconocimiento a esta mujer dentro del campo de la filosofía, porque si bien es cierto que no faltan mujeres, a muy pocas se les ha dado el lugar que merecen.
Según el jurado del premio : "Martha C. Nussbaum, que es una de las voces más innovadoras e influyentes de la filosofía actual, sostiene una concepción universal de la dignidad humana y de los derechos de la mujer que permiten superar los límites del relativismo cultural. Sus teorías se basan en el convencimiento de que quienes entienden de distinta manera lo que es el bien pueden ponerse de acuerdo sobre principios éticos universales, aplicables allí donde se dé una situación de injusticia o discriminación. Martha C. Nussbaum defiende el papel de las humanidades en la educación como elemento imprescindible para la calidad de la democracia.
La profesora Nussbaum ha abordado el estudio del desarrollo económico y la ética al entender la pobreza como una privación de capacidades humanas, planteamiento que ha tenido una gran repercusión en diversos organismos internacionales. La dimensión ética está presente en toda su obra y ha participado activamente en los más importantes debates sociales y económicos de nuestro tiempo. "
El trabajo de Martha Nessbaum , según ella misma ha reconocido en su discurso en la recogida de los premios, " se ha centrado en desarrollar (en colaboración con economistas) lo que se conoce como el enfoque del desarrollo humano, o el enfoque de las capacidades. Se trata de un enfoque que sostiene que el crecimiento económico, medido por el PIB per cápita, no es suficiente para evaluar la calidad de vida nacional ya que realmente no capta qué es lo que la gente está luchando por conseguir. El enfoque del PIB hace caso omiso a la distribución, por lo que puede dar una alta calificación a naciones que guardan alarmantes desigualdades de oportunidades. E ignora además el hecho de que una vida humana próspera tiene muchas partes que varían unas de otras independientemente, e independientemente, también, del crecimiento económico regional o nacional. Una nación puede tener un alto crecimiento sin libertad política o religiosa; pero la gente desea tener una voz sobre su vida política y moral. Una nación también puede crecer bien sin una distribución adecuada de las oportunidades de educación, de asistencia sanitaria o de la preservación básica de la integridad corporal -como muestra con tanta claridad mi próspero país, con sus luchas sobre la educación y la asistencia sanitaria y su historial lamentable de violencia de género. Lo que nosotros hemos estado defendiendo, entonces, es que la medida correcta de desarrollo se focaliza en las personas, es sensible a la distribución, y es plural; refleja el hecho de que la gente no lucha por la renta nacional, lucha por una vida con sentido para ellos mismos. Al desarrollar una lista de las capacidades humanas centrales, que son los requisitos mínimos de una vida conforme a la dignidad humana, he tratado de dar cuerpo a estas ideas y de sugerir algunas metas concretas para todas las naciones."
Y es que según esta filosofa la importancia que tiene la filosofía para la economía sugiere que necesitamos una educación bien fundada en las humanidades para realizar el potencial de las sociedades que luchan por la justicia. Las humanidades nos proporcionan no solo conocimientos sobre nosotros mismos y sobre los demás, sino que nos hacen reflexionar sobre la vulnerabilidad humana y la aspiración de todo individuo a la justicia, y nos evitarían utilizar pasivamente un concepto técnico, no relacionado con la persona, para definir cuales son los objetivos de una determinada sociedad.
¡Ojalá en esta sociedad tan tecnologizada, muchos más lo vieran así.!