sábado, 30 de abril de 2016

Desubicacion de Alejo Sabugo y María Suaréz.

Este mes acudí a una exposición situada en la sala 1 del CCAI  (Centro de Cultura del Antiguo Instituto), que pretendía, a través de fotografías y textos, concienciar a la gente que la viera, de que con el consumismo exagerado estamos destruyendo espacios naturales que como se encuentran lejos de nosotros pensamos que no vamos a necesitar.
En concreto La idea era acercarnos a la deforestación de grandes masas de selva, que no solo supondrían una pérdida para nosotros en el futuro, sino que ya lo están siendo para determinadas especies animales, tanto que algunos como el orangután van a desaparecer de su entorno  de un día para otro ( se calcula que como máximo y si se sigue a ese ritmo, en veinte años)
Y eso porque están desapareciendo los arboles que eran su hogar, y esa desubicación física les supone una desubicación emocional.
Y todo ello ¿porque ocurre? Por las plantaciones de palma aceitera. Según parece ( cosa que yo ignoraba porque no lo consumo directamente), el aceite de palma es el más utilizado del mundo, el 85% de su producción tiene lugar en Indonesia y Malasia, pulmón del planeta y hogar del orangután y otras especies únicas.
Y es el mundo occidental ( nosotros) el culpable de todo esto, ya que el aceite de palma se encuentra en el 50% de los productos que consumimos ( galletas, margarinas, pasta de dientes, champú bollería, frutos secos... la lista es interminable...)

La verdad es que cuando vi la exposición quede impactada, no solo por las fotos y el vídeo que mostraban la desolación de la zona, sino porque en una esquina de la sala descubrí la cantidad de productos  en los que sin yo saberlo, estaba consumiendo aceite de palma, un aceite que además parece estar relacionado con enfermedades cardíacas, respiratorias, renales y hepáticas.
Ni decir tiene que cuando llegue a casa me puse a mirar las etiquetas de un montón de productos que tenía para comprobar  si llevaban aceite de palma, algunos ( bastantes de los que utilizamos), si lo llevaban, otros no y otros no lo ponían o sea que me queda la duda de si lo tienen o no...
He dejado de consumir muchos de esos productos, y cuando voy a la compra es un calvario pasar un montón de tiempo leyendo etiquetas para ver si contienen o no el famoso aceite, intentar rechazar muchos productos que me gustan y buscarles sustitutos que además no me desestabilicen la cesta de la compra... ahora lo hago y estoy muy sensibilizada... pero cuanto tiempo aguantaré, no lo sé, y tampoco puedo obligar a la gente de mi casa a que haga lo mismo, y además ¿ Que sucederá si en otra exposición de concienciación descubro otro componente problemático en otra cosa y quiero dejar de consumirlo ¿ Estoy en verdad preparada para estas renuncias?.